De niña, me encantaban los vibrantes suelos de la casa de mi abuela en la costa, que simbolizaban calidez, detalle y autenticidad. Los azulejos de cemento parecían una extensión de la cercana orilla mediterránea. Mis viajes por el mundo revelaron el encanto universal de estos azulejos, desde Buenos Aires a Cuba, desde Túnez a Vietnam. Esto me inspiró a combinar un rico patrimonio local con la artesanía. Hoy, estoy orgullosa de compartir esta pasión a través de la colección Voyage, celebrando la belleza y la tradición atemporales.